Dios no pide nuestra ‘colaboración’, sino nuestra humildad.
NicoLÁs GóMez Dávila
Dios ha llamado a todos los hombres en general, y con especialidad a los cristianos, a prestarle un calificado servicio a El y a su causa. La diferencia entre cristianos y no cristianos a este respecto es que estos últimos no tienen conciencia de estar haciéndolo sobre todo considerando que muchos de sus actos son contrarios a los mandamientos divinos, ya sea por ignorancia consentida o por abierta rebeldía; pero aún así no pueden evitar que incluso muchas de sus acciones censurables concurran a los propósitos
divinos (Gén. 45:5-8; 50:19-20), sin perjuicio de los juicios y condenaciones a que se hagan merecedores. Los cristianos, por el contrario, no solo podemos y debemos tomar conciencia de este llamado, sino que también tendríamos que sentirnos inmensamente privilegiados y agradecidos por la oportunidad que Dios nos brinda de hacer aportes constructivos, voluntarios y conscientes al cumplimiento de sus propósitos en el mundo por mas imperceptibles que puedan ser. Y si bien el Señor nos exhorta a declarar
nuestra inutilidad en el cumplimiento de nuestros deberes para con Él (Lc. 17:10). esta declaración no debe pronunciarse con desánimo sino, por el contrario, con la satisfacción de haber hecho lo que nos corresponde. En efecto, Dios no necesita por fuerza de nuestra colaboración. Podría prescindir de ella sin más. Pero lo sorprendente es que, sin embargo. decide convocarnos e involucramos activamente en sus planes soberanos como una manifestación adicional de su gracia y del hecho de que, una vez redimidos, nos considera confiables al punto de permitir que buena parte del éxito actual de su obra perfecta consumada en la cruz del Calvario y coronada magistralmente con su resurrección, dependa en buena medida de la muy imperfecta colaboración voluntaria que la iglesia le preste (Rom. 10:13-15). Tener esto presente evita la presunción por la cual muchos quieren servir a Dios, pero en calidad de consejeros. Por eso es que, antes que nuestra colaboración, Dios requiere de nosotros una actitud humilde y agradecida que reconozca el inmenso privilegio concedido a simples mortales de poder declarar junto con el apóstol Pablo:
En efecto, nosotros somos colaboradores al servicio de Dios…Según la gracia que Dios.. ha dado… 1 Corintios 3:9-10 NVI
Comments are closed