“Así venció David al filisteo con honda y piedra; e irió al filisteo y lo mató sin tener David espada en su mano.” 1 Samuel 17:50
Todos sabemos que Dios nos puede bendecir. Nos puede mostrar favor, promovernos, sanarnos. Pero lo que no siempre nos damos cuenta es que Dios puede usar a nuestros enemigos para bendecirnos. Lo que usted piensa que es decepción que alguien ha provocado – esa persona que lo dejó, ese compañero de trabajo que lo está tratando de hacer ver mal, ese amigo que lo traicionó – es probable que no le agrade, pero usted no podría alcanzar su destino sin ello. Todo es parte del plan de Dios para llevarlo a donde se supone que debe estar.
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